Fallece la actriz Miriam Learra a los 88 años
En el cine, brilló en "El Brigadista", y en televisión en producciones como "La séptima familia", "Sin perder la ternura", "Las honradas", "El año que viene", "Entre mamparas" y "Tierra brava".

La actriz cubana Miriam Learra Roig, figura insigne de las artes escénicas, falleció hoy a los 88 años, con un legado memorable en el teatro, el cine y la televisión de Cuba.
Su talento, espontaneidad y compromiso la convirtieron en una de las artistas más admiradas del panorama cultural nacional.
Nacida el 19 de noviembre de 1936 en La Habana, Learra se formó en actuación y dirección en el Centro DAMU de Praga en 1966, según una entrevista concedida al sitio web Cubaescena.
Inició su carrera en la sala Las Máscaras junto a Julio Mata y se destacó en Teatro Estudio, un grupo que consideraba “el más admirado y un referente para todo el país”.
Su interpretación en Doña Rosita la soltera le valió un premio en el Festival de Teatro de La Habana en 1980, mientras que en Morir del Cuento, dirigido por Abelardo Estorino, obtuvo el galardón a mejor actriz en el Festival Internacional de Sitges, España.
“Estorino era ante todo un autor, tomaba lo que le ofrecían los actores para los montajes y daba mucha libertad”, expresó.
En el cine, brilló en El Brigadista (1977. Octavio Cortázar), Un día de noviembre (1972, Humberto Solás), Aquella larga noche (1979. Enrique Pineda Barnet), Mambí (1997. Teodoro Río y Santiago Ríos).
Mientras, en televisión, participó en producciones emblemáticas como La séptima familia, Sin perder la ternura, Las honradas, El año que viene, Entre mamparas y Tierra brava.
Learra presidió la sección de actores de la UNEAC (1982-1984) y dirigió la Compañía Hubert de Blanck, aunque confesó que nunca nunca disfrutó “tomar decisiones administrativas”, pues “siempre preferí actuar”.
Su enfoque actoral priorizaba la espontaneidad. “No me amarro a hacer las cosas según una planificación preestablecida, me gusta ser espontánea”, confesó.
Pese a enfrentar pérdidas personales, como ocho embarazos fallidos, canalizó su energía en el escenario, colaborando con figuras como Adolfo Llauradó y Aramís Delgado.
A los jóvenes actores les recomendaba “leer, nutrirse de todas las artes”.




